La Saga de Volsung
Parte IV
La ultima pieza del juego
Con Sinfjotle recién nacido, Signy sintió apuro por regresar a Gotland pues temía que su ausencia hubiera levantado sospechas en la corte de su esposo. Sigmund, que amaba a su hermana, le insistió en que se quedara en Branstock, donde era claramente mucho mas feliz. Pero Signy solo tenia en mente la destrucción de su odiado esposo, por lo que rechazó la oferta y se hizo nuevamente a la mar junto a su cría. Al ver el barco marchare en dirección al norte Sigmund tuvo un negro presentimiento que lo lleno de amargura.
Sigmund tiene un mal presentimiento |
La reina regresó pues a Gotland y al mes siguiente volvió Siggier de la guerra contra los svear. El rey se puso muy contento con la nueva criatura creyendo que el era su padre y en ningún momento sospecho de truco alguno. Después de todo Sinfjotle era muy parecido a su madre, tenia los cabellos rojizos y la nariz pequeña, mas sus ojos azules centelleaban como los que portan los Volsung.
A pesar de estar acompañado por cientos de sirvientas y rodeado de los placeres que son usuales en la vida de un príncipe, Sinfjotle era un chico algo extraño y de semblante profusamente sombrío. Un chico callado que tenia una muy estrecha relación con su madre, pero fuera de Signy, nadie mas parecía importarle, tal vez Freyda.
Esto no era obra de un malhadado destino (o tal vez sí), pues Signy le había contado a la edad de 5 años la verdad sobre su nacimiento y le infundio, como veneno, gran odio a Siggier, quien lo amaba en verdad. Ya desde sus primeros años Sinfjotle fue convencido por su madre de que su destino en esta oscura Midgard era vengar a sus antepasados. Noche tras noche Signy le narraba a modo de cuento las ya famosas hazañas de los Volsung, que se remontaban a tiempos remotos. Así pues muy pronto le pareció a Sinfjotle que todo aquello que lo rodeaba en Gotland era un enemigo que debía destruir.
Cuando el muchacho cumplió los 8 años, su padre volvió a partir en una guerra al continente, dejando solos a Signy y a Sinfjotle para llevar a cabo sus planes. Sin demorar un segundo, la reina, el príncipe y su criada Freyda partieron presurosos hacia Branstock para que el joven fuera sometido a la prueba del saco. En este viaje también hubo algunos sobresaltos en el mar, pero Sinfjotle se quedo mas que tranquilo y no mostró ninguna señal de temor ni siquiera cuando el barco estuvo en real peligro de naufragio. Y Signy sonrió viendo que aquello era bueno.
Signy vuelve a llevar a su hijo a Branstock donde le somete a "La prueba del saco" |
Finalmente, una vez sanos y salvos en la hermosa Branstock, Signy llevó a su hijo junto a Sigmund. Este obro igual que antes: Buscó una serpiente en el bosque y la puso en un saco sin que Sinfjotle la viera. Luego le ordeno hacer el pan mientras ellos iban de paseo al bosque.
Al regresar Signy y Sigmund se maravillaron al ver que el pan estaba horneado.
- ¿No notaste nada extraño en la bolsa?- Pregunto Sigmund.
- Sí, había una serpiente pero la mate con mis manos e hice el pan como tu me ordenaste.
- Con sus propias manos señora.- Dijo Freyda dando testimonio del relato del muchacho.
- ¡Entonces eres un Volsung de verdad!- Dijo Signy llena de alegría, y alzo al muchacho tres veces haciendo un hurra para el.
Ahora que el muchacho había pasado la prueba del saco estaba listo para ser entrenado. De eso se encargaría Sigmund, quien lo haría muy ducho a Sinfjotle en la esgrima, la equitación y el uso de la jabalina. Dejando al muchacho al cuidado de su tío, Signy retornó a Gotland, sabiendo que su venganza estaba tan cerca como su barco de las pedregosas costas de aquella nefasta isla.
Continuara...
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