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sábado, 1 de octubre de 2011

Sopa de Dioses, Heroes y Mitos: La Saga de Volsung

La Saga de Volsung
Parte III
La Prueba del saco


Signy pasa horas en el castillo
pensando en como matar a su eposo.
A pesar de que Sigmund había salido ileso de la furia de Siggeir, Signy no estaba conforme con esto. Y a medida que pasaban los años de su triste y gris estadía en Gotland el deseo de vengar a sus familiares (padre y dos hermanos) no la dejaba conciliar el sueño. Por esto su semblante decayó considerablemente y sus cabellos rojos ya no ardían como en otros tiempos, y su mirada andaba torcida cuando no simulaba buen humor para su esposo o la majestuosa corte.

En las largas noches que durmió junto a Siggeir en su recamara ideo miles y millones de formas de venganza. No fueron pocas las veces que se sintió tentada a ahogarlo con su almohada. Pero no, siempre le faltaba algún ingrediente maligno para que la formula fuera completa. Signy no estaba interesada en vengarse de una forma estúpida y apresurada. Confió en su instinto de mujer y esperó a que ya el tiempo, ya los Dioses le dieran su respuesta.

Y así fue, sin mayor demora los poderes escucharon sus ruegos y le otorgaron una solución a este acuciante problema. Signy tuvo un hijo con Siggeir, pero el padre no estuvo allí para presenciar el parto; porque hace mucho que se encontraba guerreando contra los Svear. Cuando el muchacho ya había cumplido una edad acorde para sus planes, Signy se marchó a Branstock con el niño y su fiel sirvienta Freyda, que observaba temeroso el maliciento semblante que llevaba la otrora radiante Signy.

El viaje fue algo problemático, una gran tormenta se les interpuso en su camino. Sobre el bajel el pequeño Svelar lloraba desconsolado mientras el viento empujaba el Drakkar de un lado al otro. Signy, lo reprendió por su cobardía y comenzó a pensar que el muchacho tal vez no seria tan útil para ella, si a esa edad era tan débil como parecía.

Sin embargo, a pesar de este y otros muchos contratiempos, arribaron a Branstock. Allí Signy se reunió con su hermano Sigmund y se dieron muchas muestras de cariño enternecedor. Mas pasada la primaria algarabía del esperado reencuentro, Signy dijo:
- Sigmund, a pesar de los años que han pasado, cinco si mi mente no me engaña, no puedo olvidar el rostro de mi padre muerto tendido sobre el asqueroso fango de Gotland. Tierra de la cual tengo la desgracia de ser la reina. Como tampoco mi alma es capaz de olvidar los gritos desesperados de mis dos hermanos que amaba tanto como a ti. Por eso y por toda la sangre que se ha derramado os traigo a este niño, que concebí con el pérfido Sigger. - Y tomo con fuerza del hombro a Svelar- Hazlo valiente como tu, entrenalo y el llevara a cabo la venganza que mi corazón tanto anhela.

Lo cierto es que a Sigmund le dio un poco de miedo la mirada de Signy. La que había sido llamada otrora "La flor de Branstock" o "La hija del gran roble" por su despreocupada forma de ser y carácter afable, hoy tenia un aspecto tan sombrío y unos pensamientos tan retorcidos que Sigmund casi rechaza sus planes. Pero por otra parte el encuentro con su hermana había refrescado en su corazón la tragedia acontecida en Gotland, y los gritos de sus hermanos menores parecían llamarlo desde el Hel pidiendo ser redimidos.
- Le haré a tu hijo una prueba que no suele fallar, pues es tan simple como mortal. - Dijo a Signy



Sigmund fue en busca de una serpiente al bosque, una vez encontró una la guardo en un saco con harina sin que Svelar lo viera. Luego acompaño al muchacho al patio trasero de la casa, donde se encontraba un horno y le dijo a este: "Tu madre y yo iremos a caminar por el bosque, a mi regreso quiero ver el pan horneado" y le extendió el saco de harina.
La prueba del saco se lleva a cabo
con el hijo de Signy y Siggeir en Branstock
Cuando Signy y Sigmund regresaron de su paseo, ya en el ocaso, encontraron que el pan no estaba hecho. Signy le pregunto a su hijo porque había desobedecido a su tío, este le respondió: "¡Porque había una serpiente en el saco y casi me muerde, sentí mucho miedo!"
- En verdad fue así, mi señora. Dijo Freyda, que sentía lastima por el muchacho. - Un reptil casi lo muerde, salió del saco y creo que sigue allí. Continuo la bella sirviente, de ojos azules y cabellos castaños.
- ¿Con que tuviste miedo eh hijo mio?- Pregunto Signy con un destello en sus ojos que no agrado a ninguno de los presentes.
- Sí mama, mucho miedo.
-¡Entonces no mereces vivir!- Gritó como una leona Signy, tomando la espada de Sigmund y cortandole la cabeza a su hijo sin mayores reparos. Todos se aterraron ante esta terrible escena, pero la locura de Signy no había terminado allí. Lanzó la espada al suelo muy frustrada y grito a los cielos:
- ¡Necesito un Volsung, de pura sangre Volunsung que no sienta temor! ¡Hermano!, tu puedes darme aquel portento, tu puedes engendrar en mí dicho campeón.- Dijo Signy arrojándose hacia su hermano, quien con palabras dulces intento calmarla, aunque no lo lograba. Y a pesar de estar muy dolido por la situación actual de su hermana, no consintió en ningún momento el plan de Signy, que le parecía horrendo y sin sentido.

Esa misma noche, cuando todos dormían, Signy y su sirvienta, Freyda salieron a hurtadillas de la casa en busca de una bruja que vivía en los alrededores del valle. Mas precisamente frente a un gran lago que estaba rodeado por hermosos bosques de hojas rojas y amarillas.
Para llevar a cabo sus designios, Signy busca
una joven y hermosa bruja con la cual cambiar
de apariencia.


Con la Luna como único testigo caminaron el sendero que llevaba a la guarida de esta reconocida Bruja. Al llegar, Signy golpeó a su puerta y le ofreció una buena cantidad de oro y joyas preciosas a cambio de que cambiaran apariencias. Porque esta hechicera era muy hermosa y difícilmente Sigmund podría resistirse a sus encantos. La bruja de nombre Shialad, estuvo de acuerdo y por tres noches intercambio apariencias con la reina de Gotland. Y así fue como Signy, bajo la figura de Shialad, yacio con Sigmund durante tres noches.

Nueve meses después y sin que Sigmund sospechara de esta extraña estratagema, nació un Volsung llamado Sinfjotle, el ultimo instrumento de esta venganza.
Continuara...
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