Ya pasaron más de diez años desde que publique en este blog una humilde y breveentrada sobre Lorenna Mckennitt, así que nadie me puede acusar de repetitivo por volver a hacerlo hoy. Durante la semana estuve pensando que escribir acá y el propósito principal de este blog es el de dar a conocer todo lo que a mí me inspira, me relaja, me transporta o sencillamente me hace bien. Cosas relacionadas con el género del que se ocupa este blog.
Cosas que Valen la Pena.
Cuando escribí esa entrada sobre Loreena ella y su música eran todavía una novedad para mí. Llegue a la misma por accidente, bastante cautivado por el arte de tapa de The Mask and Mirror pensando que era "La cantante de ENYA" y aunque me avergüence decirlo creí que era la mina de ENYA en una versión solista por bastante tiempo. O al menos lo que me tomó calentarme en leer en detalle la tapa del disco.
Sí, estamos hablando de la época en la que todavía se escuchaba música en equipos grandes llamados Mini Componentes.
Desde entonces ha pasado muchísima agua por debajo de este puente. Se me hizo costumbre escucharla a la mañana y fue una gran acompañante para las largas sesiones de escritura de Tindar. Su música Celta es suave, bella, triste, alegre y en muchos casos poderosamente sublime. Mi disco favorito (Que estoy escuchando mientras escribo esto) es el primer vivo que conseguí de ella Live in San Francisco 1994. Sobre todo porque tiene muchas canciones de The Mask and Mirror y la mejor de las interpretaciones de The Stolen Child.
Siempre pensé que cuando se pasa la adolescencia es muy difícil encontrar bandas o cantantes con los que uno pueda atesorar ciertos buenos recuerdos. Supongo que es por eso que la mayoría de la gente tiene no más que dos o tres bandas favoritas y el resto es como una especie de picada musical que cada tanto consume, se digiere y se olvida.
Lorenna McKennitt llegó a mí a los 20 cuando estaba en la etapa más dura de Tindar y me acompañó desde entonces como una tía copada que va a todos tus eventos. Inclusive guardo en lo más profundo de mi corazón una noche del año 2013 en la que hice mi primer asado bajo la luna y las estrellas de Villa Gesell, tomando una Quilmes y disfrutando de su voz.
Siempre que viajo tengo a mano algo de ella, pero los obligados son el vivo mencionado y Elemental, su primer disco. Un Álbum que siempre relacionaré con la gran melancolía de los Vlaind en Balbania. El tema Kellswater me saca lagrimas que se transformaron poco después en Liavenna Enarmarrr en El Ritual de los Condenados. Marrakesh Night Market en una Simone cuyo corazón esta partido entre la mitología y la cruda realidad. No podría hacer una lista de las cosas que ha inspirado en mí esta magnífica mujer, pero con escuchar algunas notas de sus canciones advertirán con facilidad la potencia de su música. La vuelvo a compartir acá esperando que alguien descubra o profundice en su música y se sienta tan conmovido por la misma como yo cuando arranque este blog.