El 24 de abril pásado, Memorias de la Nevada, cumplió cuatro años. Puse entonces el punto final a mi última novela terminada hasta la fecha. Por ese motivo decidi salir a comer afuera para celebrarlo.
Tengo muchos aniversarios cuya celebración me esfuerzo por cumplir. El 10 de Septiembre (el día en que decidi que quería ser escritor) el 8 de Junio, (Aniversario de El Ritual de los Condenados, mi segunda novela y la radio on line Fm walk), el 7 de Julio (día de Himburgo, el pais de fantasia que se lleva la mayoría de mis relatos sobre Balbania) y el 24 de abril ya citado.
Hace poco me pregunte por que pinto de colorado en el calendario esta clase de fechas y haciendo un poco de memoría seguro encontraría rápidamente unas diez fechas más merecedoras del galardon de "Aniversario" Pero en mi vida creo que ya tengo suficiente de pasado para añorar por ahora...
La cosa es que me di cuenta que uno de las pocas cosas que tenemos para celebrar que tienen que ver enteramente con nosotros como personas es nuestro cumpleaños. Desde ya que tambien estan los aniversarios de pareja. Pero al momento no tengo la suerte de siquiera celebrar un matrimonio fracasado (lo que es una lastima porque podría curtir la onda de escritor torturado por su familia rota en mil pedazos)
Lo cierto es que desde pibito siento que mi cumpleaños queda chico y si uno siempre se anda quejando de no tener tiempo para uno. Buscar y celebrar fechas inventadas por uno mismo me parece de las mejores excusas que he tenido para salir a comer, ponerme en pedo o ir a ver un amigo.
Ya a mis 30 años, en mi cumple me di cuenta que a decir verdad cada día merece una minima celebración por el simple hecho de estar vivo y al comprender la enorme cantidad de posibilidades que eso supone, bien vale celebrarlo.